Maldita campaña


Artículo publicado en PUBLICOSCOPIA el 12 Nayo 2015

En un momento en el que la política está tan desprestigiada, tan a la baja por culpa de desalmados que la han asaltado, de sus cómplices o de quienes simplemente miran hacia otro lado, las campañas electorales irrumpen como un ciclón intentando dar una sensación de normalidad, aunque lo que realmente consiguen es hundirla aún más.
Resulta extraño que las encuestas estén dando un nivel de indecisos tan elevados y que los indicadores lleven a la conclusión de que esa gran masa de votantes, van a decidir su voto en función de lo que ocurra en esas campañas.

¿Cómo es posible que con las sandeces que se dicen durante las mismas, con la manipulación del lenguaje que se produce pueda nadie decidir a qué partido va a votar o no?

Quizás la respuesta tengamos que encontrarla en que la enfermedad que corroe a lo que debía ser una noble actividad como la política, precisamente se la haya contagiado la propia sociedad. Que es esta la que sufre una terrible epidemia que transmite a sus miembros situados en los lugares de poder.

Observar con la perspectiva que da ser la primera vez desde la llegada de la democracia que no se participa activamente, o como candidato, o como simple activista, todo lo que se dice o hace produce una extraña sensación de vergüenza ajena, con una dosis de indignación en los casos más próximos.

Pondré algún ejemplo de unos y de otros. Afirma Rafael Hernando y lo más increíble es que además lo argumenta con datos, que el PP ha hecho más contra la corrupción que el resto de partidos juntos. Eso siendo la patria de Rus, Bárcenas, Fabra, Rita Barberá, Esperanza Aguirre, etc y el promotor de casos como Gürtel o Caja Madrid, resulta esperpéntico.

Y esto lo traga una parte de la sociedad, se lo cree hasta tal nivel que como consecuencia decide a última hora su voto al PP.

Pero tampoco el PSOE se libra del desvarío. Escuchar a alguna candidata del PSN-PSOE decir que es el partido de todos, donde cabemos todos, cuando ha ido echando por activa o pasiva a quienes defendían un giro a su izquierda y una apuesta por el cambio en Navarra nítido, sin ambigüedades indigna. Eso apoyado por la perla que acaba de lanzar Pedro Sánchez que con Bildu nada de nada. ¿Saben sumar? ¿Son conscientes de que se dé el resultado que se dé el 24 Bildu va a ser imprescindible para ese cambio? Otra cosa es que se plantee que en ningún caso ese cambio lo deba liderar esta fuerza política, pero, por qué avanzar posibilidades que se deberán decidir a posteriori?

En Andalucía tampoco nuestra gente se libra de las contradicciones. ¿Cómo si no se puede explicar que después de haber tenido un gobierno de izquierdas PSOE, IU desplazando a la lista más votada del PP, ahora supliquemos a este que deje gobernar a la que ha resultado de las últimas elecciones?

Ciudadanos por su parte intentando convencer de que vale igual para un roto que un descosido, que puede pactar por su izquierda y su derecha en un gesto de funambulismo histórico. Todo ello intentando a parecer como una nueva formación cuando lleva años en Catalunya practicando una política de extrema derecha, inclusos racista, homófoba y xenófoba.

Mentiras, engaños, intentos de travestismo político, contradicciones, como la célebre canción italiana de Mina “parole, parole, parole”. Para eso da una campaña electoral que está produciendo muy pocos gestos de altura política o intelectual. Quizás solo algunas intervenciones de gentes como Manuela Carmena, Ángel Gabilondo, o Luis García Montero la salven de la negrura y vaciedad.

¿En esas condiciones tan lamentables, cómo es posible que pueda haber tal cantidad de indecisos que decanten su voto en función de lo que estén viendo o escuchando estos días? ¿Tenemos una sociedad tan inmadura que se guía de promesas, compromisos, intenciones expuestas en una campaña electoral? ¿O quizás es que la ciudadanía española cada vez engaña más, supuestamente porque es el comportamiento que observa en sus “mayores” y miente a sabiendas a sus encuestadores?

De cualquier manera la observación del panorama actual no aporta demasiados motivos para la ilusión y la esperanza, todo apunta a que el electorado se va decantando poco a poco hacia el pragmatismo de las opciones conservadoras y reaccionarias, aparcando sus ansias de cambio e incluso revolucionarias.

Aunque sociológicamente los datos nos siguen dando que se había dado un corrimiento hacia posiciones de izquierdas debido al castigo que la crisis está produciendo entre las capas populares incluso entre la depauperada clase media, las aguas vuelven a su cauce al menor atisbo de que el temporal comienza a amainar, poniendo en evidencia otro dato relevante: la extremada veleidad de nuestra ciudadanía.

Aún le quedan diez días a la campaña, aún puede haber nuevas sorpresas, aparición de casos de corrupción, promesas y más promesas, pero da la sensación y realmente produce un cierto pánico, que ya todo el pescado está vendido y que el ansiado cambio va a quedar para otras épocas venideras.

No nos debemos dejar vencer por el desánimo que conduce a la melancolía, hay que seguir batallando fuera y lo que es más importante dentro para que la izquierda, sus principios y axiomas puedan ser nuevamente mayoritarios.

En eso estamos………..

Fdo.: José Luis Úriz Iglesias (Ex parlamentario y concejal PSN_PSOE, afiliado al PSC, miembro de Izquierda Socialista)

Villava-Atarrabia 11 Mayo 2015



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