¿Quien vota a partidos implicados en casos de corrupción se convierte en cómplice?
Artículo publicado en PUBLICOSCOPIA el 21 Abril 2015
La pasada semana ha
estado plagada de imágenes que relacionan partidos políticos y supuestas
corrupciones, desde el paso por el juez de Chaves y Zarrías del PSOE (antes lo
había hecho Griñán), hasta la última y más mediática de Rato.
Esa imagen de Rodrigo
Rato detenido por supuesto chorizo pasará a la historia, especialmente gracias
a ése anónimo policía que con su mano sobre el cogote del personaje hizo ver
que aunque no llevaba esposas estaba detenido.
¿Por qué tenemos que
poner supuesto si todos tenemos la convicción de que es un corrupto? Esa es mi
primera reflexión. El icono económico de la derecha más rancia del continente
encumbrado a Gerente del Fondo Monetario Internacional el lugar donde machacan
a las clases populares, acababa rodeado de policías con pasamontañas al estilo
de la detención de etarras.
Ahora queda al
descubierto que es un supuesto sinvergüenza, un supuesto ladrón de guante
blanco que esquilmó el dinero de todos los españoles y me vuelvo a preguntar
¿qué responsabilidad tiene el PP, Rajoy y su Gobierno? ¿Si casi toda la
ciudadanía responde a ésta pregunta con: toda, cómo pues se les sigue votando
hasta incluso poder ganar las elecciones?
Hay un dicho popular
que señala que alguien que vota a un corrupto automáticamente se transforma en
cómplice de él y de su corrupción. La pregunta al hilo de ésa reflexión es: ¿alguien
que vota a un partido que o aliente, permite, dirige, admite entre sus
candidatos y candidatas, o simplemente mira hacia otro lado ante la corrupción,
sea supuesta o confirmada, incluso en una forma menor como la corruptela, se transforma
en cómplice, responsable subsidiario de esa corrupción, o corruptela que ha
destrozado como consecuencia de ellas a millones de personas en nuestro país?
Puede haber diferentes
respuestas, incluso quien ante la propia pregunta se indigne por verse aludido,
o quizás simplemente porque le sitúa ante el espejo de su propia contradicción,
pero con la que está cayendo en éste indignante y penoso tema es obligado
hacerla y reflexionar sobre sus posibles respuestas.
Resulta preocupante
escuchar a algunos políticos asegurar cuando se les pregunta por éstos temas:
“estas cuestiones no les interesa a la ciudadanía, hablemos del paro, de la
crisis que es lo que realmente interesa”. Ignoran que si acabamos con la ética,
¿qué tipo de sociedad estamos construyendo?
Las cúpulas de los diferentes partidos,
especialmente los mayoritarios conocen la respuesta, eso es lo más grave. Saben
que aunque intenten lavar su imagen con medidas terapéuticas leves, aunque sean
exclusivamente para que los efectos electorales sean los mínimos, lo que están
provocando es intentar curar un cáncer galopante con aspirinas o placebos, en un
intento de engañar al cuerpo, pero que al final al no atacar la dolencia con la
contundencia necesaria acabará por llevarse por delante al paciente más pronto
que tarde.
El paciente es la
sociedad española, eso es lo más grave, a la que se está contaminando de su
propia podredumbre, probablemente haciéndola cómplice y degenerándola de manera
definitiva e irrecuperable.
Especialmente grave es
la posición de los partidos de izquierdas, cuyo deber ideológico es transformar
la sociedad para hacerla mejorar no justo para lo contrario. Debería ser
precisamente desde éstos partidos de donde surgiera una cruzada contundente
para acabar con ésta lacra. Pero las medidas tomadas son pocas, lentas y sin
ninguna intención de realizar una profunda regeneración de una política
absolutamente contaminada.
La crisis no está
siendo sólo económica y financiera, está siendo también de valores, de esos
valores propios de la izquierda que no debieran permitir que gentes infectadas
sigan poblando sus lugares más importantes. Medidas contundentes que incluso
pudieran en algún caso ser injustas, pero que en la situación de emergencia en
la que estamos más vale equivocarse por exceso que por defecto.
Quizás que gentes como
Cháves, Griñan, Zarrías, o López Aguilar sigan en activo sea un precio
demasiado alto para estos momentos, por mucha presunción de inocencia que
podamos esgrimir.
La única buena noticia
es que la aparición por la derecha y la izquierda de partidos novedosos,
rompedores, como Podemos y Ciudadanos que llevan como uno de sus emblemas la
lucha contra la corrupción y las corruptelas pueda obligar al resto a cambiar
el sentido de la marcha recuperando una senda que jamás debieron abandonar.
Sólo cabe esperar que
no sea demasiad tarde y que con la terapia adecuada aún el enfermo pueda sanar
a pesar de su extrema gravedad. Va a hacer falta mucho esfuerzo, posiblemente será necesaria alguna amputación
dolorosa, pero si al final se consigue podremos dar por satisfactorios los
mismos.
Pero hay que hacerlo
ya, sin dilación, porque quizás sea nuestra última oportunidad.
Fdo: José Luis Úriz
Iglesias (Afiliado al PSC viviendo en Navarra y miembro de Izquierda Socialista
del PSOE)
Villava-Atarrabia 20
Abril 2015
por el pueblo
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