La izquierda le debe el cambio a Navarra


Artículo publicado en DEIA el 28 Abril 2015

Después de 25 años de poder absoluto de la derecha en Navarra las ansias sociales de cambio inundan cada rincón de esta compleja parte de nuestro país. Las iniciativas se multiplican, aunque el amargo sabor de la frustrante experiencia de Marzo del pasado año, más el “Agostazo” del 2007 mantiene un poso de enfado y desconfianza de que vuelva a ocurrir lo mismo ésta vez.

Las próximas elecciones de Mayo pueden resultar vitales a la hora de conformar mayorías a favor de ése cambio, si como apuntan todos los indicios se dan los números en ésa dirección.

Hace apenas unos días Diario de Noticias de Navarra publicó una encuesta que da para un profundo análisis, comenzando por el cambio radical en el mapa electoral que puede suponer dichas elecciones.

Un Parlamento de 50 con nada menos que ocho fuerzas políticas, con el PSN-PSOE como quinta cuando tradicionalmente ha sido segunda, o que por primera vez en la historia la suma de la derecha en sus diferentes formatos más éste partido puedan no dar mayoría absoluta, suponen un verdadero tsunami social y político. Eso añadido a la irrupción fulgurante de Podemos o la reciente aparición de otro fenómeno mediático como  Ciudadanos. Un cambio radical que va a generar muchas interpretaciones y controversia, más allá de que sea una encuesta y sólo eso.

Durante estos últimos años se ha ido generando un deseo incontenible por el cambio en una sociedad navarra enfadada por el cortijo en el que UPN había convertido ésta respetable comunidad, una UPN acostumbrada al poder absoluto que parecía perpetuo. Todo ello con un PSN-PSOE que en los últimos tiempos ni estaba ni se le esperaba y cuando fugazmente aparecía era para adoptar posiciones contrarias a su estatus de izquierda pactando incluso lo no pactable con la derecha más reaccionaria del estado. Especialmente duras fueron las comentadas espantadas en Agosto de 2007, o la más reciente de Marzo 2014, donde con todo acordado para darse ése deseado cambio, cambió su posición a última hora de manera vergonzante.

Quizás las consecuencias de ambas frustraciones vuelvan a darse ahora en Mayo y ésta encuesta sólo hace anticiparlas.

Las previsiones de un resultado de 13 para UPN, 2 PP, 1 Ciudadanos,  más los 7 de PSN se podrían medir a los 9 de Podemos, 9 Geroa Bai, 8 Bildu y 1 Izquierda-Ezkerra, la versión Navarra de IU. 23-27 suponen la mayoría absoluta para el segundo bloque.
A éste análisis habría que tener en cuenta las dos variantes que en las últimas semanas está suponiendo el desinfle de Podemos que hace que la hipótesis más real sea que su resultado pudiera ser menor y estar alrededor de 7, más el ascenso imparable de una marca como Ciudadanos, potenciada desde los poderes fácticos, especialmente las empresas del IVEX 35 temerosas ante el fenómeno surgido desde la izquierda, trasladando la experiencia a la derecha que podría estar en un mejor resultado dando al traste las anteriores previsiones.

Análisis aparte merece el fenómeno Podemos. Reconozco que también, al igual que a una parte importante de la ciudadanía, su aparición en la escena social y política me produjo una sensación de ilusión y de cierto morbo. El inicio había sido espectacular, rutilante, era como una bocanada de aire fresco que irrumpía en un panorama político demasiado envejecido, obsoleto. Rompía con todos los estereotipos ver a un grupo de jovenzuelos universitario subiéndose a las barbas del poder establecido con propuestas novedosas, incluso rompedoras, en las formas y en el fondo.

Eso en un momento de especial decepción de la ciudadanía, desmoralizada, cabreada con el machaque de la derecha gobernante y la parálisis de una izquierda que ni estaba ni se la esperaba. Representándolo gráficamente era como echar una piedra en un estanque pleno de quietud pero enfangado.

Pero mi idilio con ellas y ellos duró poco. Justo hasta escucharles que no eran ni de derechas ni de izquierdas y comenzar así a detectar signos de prepotencia, de una cierta chulería cargada de tópicos como considerar “casta” a todo los que no fueran de los suyos, o mejor a los suyos, suyos.

Esa ilusión que generaba entusiasmo y alegría se fue transformando poco a poco en decepción. Lo más triste, quizás lo más doloroso es que bajo esa capa exterior de colores y viento fresco se iba descubriendo el gris, las deficiencias, las perversiones y maldades del ser humano, los viejos tics de los obsoletos aparatos que también se aparecían en su seno. Lo de siempre recubierto de una falsa originalidad.

Comenzó el fraude tras un proceso electoral interno supuestamente democrático y participativo pero que supuso realmente manipulaciones, controles férreos y lo que es más grave marginaciones intolerables. El pobre Etxenique y sus seguidores lo sufrieron duramente en sus carnes siendo laminados sin ninguna contemplación. También se iba observando en ellos un cada vez mayor culto al líder todopoderoso, incuestionable, incontestable y a su camarilla más próxima, alejándose así de la cultura participativa que decían defender. Nuevamente vicios de la izquierda clásica.

Después aparecieron pequeños casos, si no de corrupción al menos sí de corruptela. Primero el propio Iglesias y su programa La Tuerka, después Errejón y su supuesto fraude a la Universidad de Málaga y por último Monedero con sus negocios millonarios, insultantes con la que le está cayendo a la mayoría de nuestra ciudadanía.
Pero los deslices de mayor calado los están teniendo en lo ideológico. Más allá de soluciones manidas y propagandísticas han aportado en éste terreno bastante poco, huyen de definirse ante temas espinosos como la República, o el derecho a decidir y de entre sus propuestas hay dos que les descalifican para liderar el cambio: su indefinición voluntaria al mostrarse como gentes que no son de izquierda ni derecha y lo más grave, unas declaraciones de su líder supremo planteando sorprendentemente que las ideologías ya no existen, o sea convirtiendo de un plumazo a Podemos en una fuerza seguidora de las teorías de Fukujama y su famoso libro de cabecera del neoliberalismo “El fin de la historia”.

Por su parte Ciudadanos es una fuerza política de extrema derecha en Catalunya, retocada con las mismas pinceladas de novedosa  y rompedora de la anterior, pero peligrosamente dirigida desde quienes nos han llevado al desastre en los últimos ocho años. Un invento de derechas para aprovechar los deseos de novedades del electorado.

En esas condiciones de nuevo puede darse la paradoja que el PSN-PSOE sea una fuerza imprescindible para el ansiado cambio.  Es entendible el desasosiego que esa circunstancia puede producir entre quienes lo alientan,  pero quizás aún exista una oportunidad para ése socialismo navarro, cuya base social más activa, más de izquierdas le ha ido abandonando por su tortuosa e incomprensible andadura de los últimos años. Será posible si es capaz de en esos 40 días que quedan para el 24-M de recuperar en parte su esencia de izquierdas, si da un viraje radical a su errático rumbo actual.

Bildu ha hecho ya sus deberes al aparcar reivindicaciones que separan y centrando su táctica en las que pueden unir, I-E y Geroa Bai también, ahora les toca hacerlo a Podemos y PSN.

Lo que resulta evidente es que el futuro de Navarra después de las elecciones, como algunos hemos defendido en los últimos tiempos, va a necesitar dosis enormes de imaginación, audacia y generosidad que conduzcan a pactos estables entre las izquierdas transversales y para ello cabe recomendar que la campaña sea para explicar programas y acallar y atacar a un enemigo común: la derecha, evitando confrontaciones estériles con quienes quizás haya que acordar apenas un mes después.
La política tradicional de pactos derecha-PSN en Navarra debe cambiar ahora de dimensión, porque una traición más sería imperdonable.

Si la izquierda da los números, PSN-PSOE (Ferraz a la cabeza), Podemos, Bildu, I-E y Geroa Bai están obligados a entenderse, sí o sí, por responsabilidad, por coherencia, por honestidad ante sus bases y deben favorecer una nueva Navarra de pactos hasta ahora impensables. Porque todos ellos nos deben a la ciudadanía navarra ese demandado cambio.


Fdo.: José Luis Úriz Iglesias afiliado al PSC que vive en Navarra y miembro de Izquierda Socialista)

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