"Faena de aliño" y farsa
Siempre me he movido mal con el tema disciplinario
de los partidos políticos de izquierdas. Anteponer la disciplina férrea a la
riqueza ideológica siempre me ha parecido un error, pero lamentablemente la
primera siempre se antepone a la segunda, por eso los Secretarios de
Organización son el número dos del organigrama, cuando lo lógico sería que
fueran los relacionados con la línea ideológica, estratégica o institucional.
Se necesita un Torquemada de turno para “poner orden” la mayor parte de las
veces a “sangre y fuego”.
Ése espíritu de libertad, de librepensador me ha
llevado a lo que se considera indisciplina, aunque jamás haya infringido una
decisión democrática a la hora de emitir mi voto en las instituciones en las
que he estado. Pero SIEMPRE y de ahí mis problemas, he dicho lo que pensaba y
como norma ANTES en los órganos de debate que en el exterior. He sido acusado
por la Santa Inquisición de hablar fuera pero nunca podrán decir que TODO lo he
dicho antes dentro. Comités Regionales, Federal, Grupos Parlamentarios, o
municipal han escuchado de cara lo que luego he trasladado fuera.
Creo que debe ser una regla de oro, pero no puedo
entender y desprecio ésa actitud, a las gentes que largan y largan fuera,
incluso de manera insultante y luego no se atreven a repetirlo dentro. He
escuchado a quienes intentan dar lecciones criticar con extrema dureza, incluso
con descalificaciones personales a Pedro Sánchez por sus intervenciones en
programas que se consideran alejados de la política, pero no repiten ésos
comentarios cuando lo tienen enfrente. O destrozan a Tomás Gómez porque saben que se encuentra debilitado, o hacen alusiones veladas a Susana Díez para luego adularla, alabanzas a Podemos hasta que les cierran las puertas de sus listas, e incluso utilizan su "control" mediático para aparentar que hablan con una representación que no tienen.
Es precisamente ésa gente la que ensucia lo que
debiera ser reconocido, el derecho a discrepar ideológicamente.
Ayer fue el Comité Federal, allí se debían expresar
todas las opiniones que se han vertido lo últimos tres meses, pero me temo que
alguna gente hizo lo que en tauromaquia se denomina “faena de aliño”, sin
arriesgar, sin arrimarse, cobardemente.
Sólo espero que a partir de ahora callen su boca y
sólo digan fuera lo que son capaces de decir dentro. Han quedado descalificadas
para cumplir la función necesaria de “críticas”.
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