¿El final del PSN?
Artículo publicado en Diario de Noticias de Navarra el 18 Septiembre 2014
Desde que en 1992
comenzó a emerger el escándalo de Urralburu y compañía, el PSN, que en aquel
momento rozaba la mayoría con 19 representantes en el Parlamento de Navarra, no
ha cesado su caída imparable hasta llegar a los instantes actuales, donde se
encuentra al borde de su desaparición, o como mínimo de convertirse en un
partido residual e innecesario.
Sólo hubo un instante
cuando el entonces Secretario General, Juanjo Lizarbe decidió a finales del
2000 dar un giro radical en su estrategia política culminando en el intento de
un gobierno alternativo a una intocable UPN en 2007. El intento, que habría
supuesto seguramente su recuperación definitiva, terminó de manera indigna y
frustrante para su afiliación, base social y la mayoría social en Navarra
cuando el ínclito Pepe Blanco trasladó a su Comité Regional, que por cierto
había aprobado por unanimidad ese cambio, el veto de la Ejecutiva Federal y
posteriormente la eliminación de un caído en desgracia Lizarbe, aunque luego su
camaleónica trayectoria le recuperara de nuevo.
Fue una traición en
toda regla, o al menos así lo sintió la mayoría de nuestro electorado. Que el
mismo Comité Regional que aceptó esa línea, fuera capaz de aprobar a las tres semanas
por amplísima mayoría la contraria, decepcionó a una parte del PSN que abandonó
sus filas con lágrimas en los ojos. Sólo un pequeño reducto que a raíz de su
resistencia sufrió durante años el peso del hierro de Torquemada resistió el
envite, aunque con un alto costo de sanciones, ninguneos y expulsiones.
Fue una lección bien
aprendida por algunos y algunas: quien se mueve, no sale en la foto y así hubo
reconversiones milagrosas o repugnantes, según se vea.
Un largo periodo de
control absoluto evitó nuevas aventuras, por mucho que quienes no estaban de
acuerdo fueran capaces de pelear los dos siguientes congresos consiguiendo el
40 y el 30 % de apoyos. Cifras más que dignas en un partido en el que a esos
cónclaves suelen ir una mayoría de cargos internos y públicos que tienen muy
bien aprendida la lección sabiendo lo que pueden o no hacer si quieren seguir
medrando.
En el entreacto pactos
vergonzantes con UPN que incluso llevaron a participar en un gobierno de
coalición con su Secretario General de vicepresidente del gobierno. ¿Quién se
lo iba a decir? Aunque nuevamente fueron despechados, expulsados y ninguneados
como una nueva vergüenza para el socialismo navarro.
Pero las sucesivas
debacles electorales consiguieron hacer peligrar la propia supervivencia del
PSN y por tanto de los cargos institucionales ocupados hasta ese momento. Llegó
así los primeros meses de 2014 y nuevamente el escándalo de la CAN, que por
cierto salpicó a alguno de sus dirigentes apenas unos meses antes, volvió a dar
la oportunidad de salvar la situación y consiguientemente algunos puestos.
Nuevamente, como en 2007, sus líderes se lanzaron a la aventura, ésta vez parecía
ser que con el visto bueno de Ferraz.
Corría el mes de Marzo y nuevamente la ilusión
de un gobierno alternativo a la derecha inundó Navarra, incluso con la
generosidad de la Izquierda Abertzale que cedió la presidencia del mismo. Pero
otra vez la cruda realidad supuso una fuerte bofetada en el rostro del PSN, de
su afiliación, de su base social. Ferraz cerraba el paso dejando a sus
dirigentes en una posición vergonzante y también como en 2007 sus bases se
rindieron con armas y bagajes. Otra sangría de apoyos, nuevos abandonos y el
PSN al borde del precipicio.
Desde entonces nuevo
batacazo en la elecciones europeas, la aparición de Podemos arrancando jirones
de su electorado y un proceso fallido de primarias y Congreso del PSOE que nos ha llevado a “más de lo
mismo”. La gran esperanza de la izquierda del PSOE, José Antonio Pérez Tapias,
aunque con un más que digno resultado se quedó lejos de la victoria y por tanta
de la posibilidad de su regeneración.
En apenas dos meses su
nuevo SG ha dejado muy clara cuál va a ser su estrategia y no parece que vaya
en la dirección que apuntaba con acierto Izquierda Socialista de giro a la
izquierda y profundas reformas en táctica y estrategia.
En Navarra esas
primarias volvieron a demostrar el control férreo del “aparato” y la
disposición de seguirse manteniendo en el poder a toda costa a pesar de haber
llevado al PSN a sus niveles más bajos de apoyo social, más altos de
desprestigio y al borde de su desaparición.
Después del rotundo
batacazo de las elecciones europeas su líder, Roberto Jiménez (por cierto
“premiado” por ello con su presencia en la nueva ejecutiva federal de Sánchez)
dijo una de las pocas frases sensatas: “quien dirija el PSN del futuro no
deberá llevar mochilas del pasado”. Pero el anuncio de la presentación de una
de sus máximas colaboradoras, María Chivite no le ha dado la razón e indica que
han optado por un “más de lo mismo” suicida. A esto se añade que la candidata a
encabezar la lista al Ayuntamiento de Pamplona pertenece a su mismo equipo,
para que “todo quede en casa”.
Todo ello ignorando lo
que está demandando su base social: un giro radical en sus políticas, en su
estrategia y en sus nombres. Sorprende e indigna escuchar ahora discursos
renovadores a quienes pertenecen a lo más oscuro de su pasado. Así no señores
dirigentes del PSN, así al barranco de cabeza.
Pero aún queda una
última esperanza: la candidatura de Amanda Acedo lanzada desde el sector
“crítico”, los pocos que han ido quedando después de las sucesivas sangrías,
aún abre un atisbo de esperanza para éste moribundo PSN. Las primarias son
abiertas y si en ellas participan quienes lo abandonaron ante su deriva sus
apoyos pueden ser mayoritarios, porque en estos instantes hay muchos más
socialistas fuera que dentro.
Sólo falta que Acedo
concrete sus propuestas, que si se relee y hace suyas las que defendió Pérez
Tapias e Izquierda Socialista en su campaña a las primarias del PSOE conseguirá
avanzar por la senda correcta. Nuevo modelo de partido más democrático,
abierto, transparente, giro a la izquierda, entendimiento con el resto de
fuerzas de la izquierda transversal, derecho a decidir, recuperar nuestra
esencia republicana, relanzar el proceso de paz, medidas de recuperación de la
sanidad, enseñanza y servicios sociales públicos, etc
Quizás sea la última
oportunidad de evitar lo que ahora parece inevitable: la desaparición del PSN o
al menos que quede en un partido residual e innecesario para el cambio en
Navarra. Algo que sería negativo no sólo para el socialismo, también para ese
cambio que debería ser transversal, plural. El PSN, su base social, lo que
significa una vez eliminada la escoria que ahora lo recubre, es imprescindible
para que en Navarra pueda construirse una alternativa duradera y estable, pero
para eso lógicamente la pelota está en su tejado.
Ojalá sea así, ojalá
esa base social socialista reaccione a tiempo. Ahora!
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