¿Una marea revolucionaria hacia el cambio en Navarra?
Artículo publicado en Diario de Noticias de Navarra el 23 octubre 2013
El pasado sábado
participé en la Asamblea por el cambio social en Navarra. Una experiencia tremendamente
interesante en el que confluimos gentes muy diversas en al ámbito político y social.
Tener sentados cerca gentes tan lejanas en otros momentos como al abogado Jokin
Elarre o Patxi Urrutia de Sortu, me produjo una extraña y agradable sensación.
Observar que confluíamos en el acuerdo de mínimos que se presentó acrecentó
esta agradable sensación.
Allí en sentados en
sillas puestas círculo, recordando aquella experiencia que puso en práctica uno
de los impulsores, Iñaki Arzoz, que denominó “sillas por la paz” se demostraba
que podemos, que debemos ponernos de acuerdo en lo fundamental: que un cambio
es necesario, imprescindible en Navarra, en Nafarroa.
Juntos gentes del PSN,
de Sortu, Bildu, Geroa Bai, Nafarroa Bai, IU, Batzarre, de SOS racismo, del
15-M, de Equo, CC.OO., LAB, ELA, UGT, Kontuz, Comunidad de cristianos de base,
ATTAC, ecologistas, progresistas, gentes de la izquierda diversa y plural, esa
izquierda que habitualmente es incapaz de ponerse de acuerdo, incluso de
comunicarse y allí estábamos reunidos en círculo debatiendo e incluso
poniéndonos de acuerdo en la necesidad del cambio.
Preciosa experiencia,
importante experiencia. Y al hilo de las reflexiones que allí se hicieron se me
planteó una: ¿por qué no somos capaces en nuestras organizaciones de aparcar
nuestras diferencias, en especial las identitarias y acordar lo fundamental?:
Lucha por los derechos económicos, sociales, laborales plenos y efectivos,
apoyo a quienes más sufren la crisis, una sociedad igualitaria, con reparto de
la riqueza y el trabajo, la defensa de lo público, del estado del Bienestar,
una fiscalidad progresiva, regeneración de la gestión de lo público, democracia
participativa, impulso de euskera y la cultura popular, compromiso en la
cooperación y la solidaridad y así hasta 14 puntos fundamentales.
Las 70 personas que nos
juntamos allí fuimos capaces el sábado de aparcar esas diferencias y llegar a
este acuerdo, dejando nuestros carnets en la puerta, para cara a cara con
quienes hemos estado enfrentados en ocasiones, recuperar en aquel momento
nuestras señas de identidad de izquierdas. Centrarnos solo en lo que nos une.
Noté que una fuerza
imponente podía emanar de esa iniciativa, un tsunami que arrastrara todo lo
antiguo y buscara nuevos cauces, como dijo alguien, revolucionarios. Que nos
condujeran a un cambio real en nuestra querida Navarra.
A la salida, una vez
recuperados esos carnets quedaba lo más difícil, salir fuera, a la sociedad, a
las diferentes ideologías allí representadas y conseguir la mayoría de nuestras
gentes para sumarlas a ese tsunami hasta hacerlo poderoso, invencible.
Ése es el gran reto,
que cada cual sea capaz de llevar ese potencial de acuerdo a nuestros
compañeros y compañeras, consiguiendo que sea mayoritario allí donde nos
movamos. En nuestro caso, el de Ainhoa Aznárez y el mío, en el socialismo ahora
receloso, inmóvil, sin capacidad de acordar con los diferentes, incluso con los
muy diferentes de la izquierda navarra.
Va a ser un trabajo
complejo, difícil, muchas veces incomprendido, pero hay que intentarlo. El
sábado se pusieron los cimientos de lo que puede ser un gran edificio, ahora
solo queda construirlo. Convertirlo en un Movimiento Social por el Cambio rico,
poderoso y plural que arrase al viejo régimen. Para eso necesitaremos una gran
dosis de imaginación, de innovación y especialmente de generosidad. Con un color común: el rojo, el rojo de la bandera de la izquierda, el rojo que está en la ikurriña, el rojo de la bandera española, el color común a todas y todos.
En eso estamos, en eso
estaremos….
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