Frente a la intransigencia y el fascismo no cabe el silencio


Ayer fue un día más complejo de lo que ya de por sí se preveía. La sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos TEDH declarando ilegal y por tanto anulando, la perversa “Doctrina Parot” desató la ira, abrió la caja de los truenos de la extrema derecha de este país.

Entiendo que ver salir a gentes que han asesinado a tantas personas puede resultar doloroso, especialmente para las víctimas, lo entiendo y lo respeto, pero de ahí a enloquecer, a adoptar posiciones maximalistas, extremas e incluso violentas en lo verbal va un abismo.

Quienes hemos estado durante muchos años en primera línea de fuego, confrontados cara a cara con quienes en ese momento defendían y apoyaban la violencia de ETA, quienes hemos sido víctimas, aunque no hayamos sido asesinados o tengamos familiares que sí lo fueron, sabemos en primera persona lo que es sufrir el acoso, la presión, la amenaza cada día. Mirar debajo del coche hasta llevar dos escoltas durante 12 años, colocar puertas blindadas, aguantar pintadas amenazantes en el colegio de tu hijo, pancartas, carteles poniéndote en el ojo de mira. Lo sabemos, claro que lo sabemos, mucho más que algunas personas que ahora nos intentan dar lecciones de eso.


Pero a pesar de ello algunas y algunos entendimos que ese desvarío debía terminar, que era necesario comunicarse con el contrario, con el enemigo a veces, entender también sus razones e incluso sus sinrazones, intentar convencerle de que la violencia no llevaba a ninguna parte, que solo producía sufrimiento en ambas partes del conflicto.

Y a partir de ese momento vinieron los intentos de construir puentes, tantas veces destruidos, por los que transitar desde ambas orillas y encontrarnos para recorrer el camino hacia la paz,  juntos.

Momentos duros, en los que caían junto a nosotros amigos, compañeros de lucha: Juan Mari Jáuregui, Ernest Lluch…, pero conteníamos la rabia, la impotencia, para una vez llorados continuar con nuestros intentos de diálogo, de búsquedas de consensos, de intento de acuerdos.

Comenzaron los encuentros, las largas charlas, las reuniones clandestinas, como las que había protagonizado en mi lucha anti franquista, e incluso la amistad con gentes muy diferentes a mí, que tenían su ideología respetable, pero que la violencia nos separaba.

Hasta que ese largo trabajo dio su fruto y así hemos llegado a dos años sin violencia, sin más muertos ni más sufrimiento, a un momento en el que la paz está cerca, muy cerca.


Independientemente de los fundamentos jurídicos que amparan que gentes que han asesinado en este país salgan a la calle, eso crea una situación favorable al tránsito hacia la paz, la hace cada día más posible, más cercana y cuando llegue, como en cada conflicto, deberemos poner toda la imaginación, la audacia y la generosidad para reconciliarnos, para cerrar heridas.

En esas estoy hace muchos años, más de 25 y lo expreso haciendo uso de mi libertad de expresión. Sé que eso molesta a muchas personas, unas lo manifiestan civilizadamente, otras de manera insultante como la polémica que mantuve con Fernando Sabater hace muchos años.

Pero ayer se sobrepasó la delgada línea roja. Ayer un tal Antonio Quevedo colgó una serie de improperios a través de una red social, Twitter, uno de ellos de extrema gravedad, que denuncié a la propia red. Lo cito textualmente: “José Luis Úriz: si ETA llegara a volver a matar  me gustaría y sería mi mayor alegría que tú fueras el primero. Con un tiro entre ceja y ceja”, luego siguió con otros en los que me denominaba “Traidor a España” y curiosamente alguno con copia a la dirección que la Policía Nacional tiene en dicha red.


He leído los que recibió el diputado de IU, e incluso Arnaldo Otegi. De nuevo me estremecí, como en los momentos de plomo y sangre frente a ETA, frente a la intolerancia de los fascistas de un lado y ahora aparecían los del otro. Con una diferencia que a los primeros se les perseguía y encarcelaba y éstos lo hacen con absoluta impunidad.

He reflexionado en numerosas ocasiones sobre la falta de fuerza de la extrema derecha en nuestro país. ¿Quizás porque están dentro, amparados por el paraguas del PP?

Ayer desde instancias próximas al PP se alentó reacciones brutales como esta, desde asociaciones colindantes se lanzaron proclamas peligrosísimas y lógicamente esos polvos traen estos barros. El PP debe reflexionar seriamente sobre el monstruo que ampara.

Pero también la izquierda, en especial el PSOE debe hacerlo. No podemos, no debemos permanecer quietos, callados antes la intransigencia, el fascismo que emerge. Hay que expresar con contundencia que esta sentencia hay que acatarla con todas las consecuencias, que es buena para relanzar de nuevo el proceso de paz. Debemos presionar a ETA para que ahora le toca mover ficha iniciando su desarme con fecha límite y al PP con medidas penitenciarias, eliminando la dispersión y desactivando los macro procesos de las Herriko Tabernas y Segi, así con la inmediata salida de quienes impulsaron Bateragune (Otegi, Miren Zabaleta…) y llevaron a la Izquierda Abertzale por la senda de la democracia y la paz.

Así he pensado en el pasado, pienso ahora y pensaré en el futuro y no me amedrantan las amenazas fascistas de un lado, como no lo hicieron antes las del otro. Seguiré expresando libremente mis ideas, luchando sin desmayo porque la paz y luego la reconciliación llegue a nuestro país (ponga aquí cada cual lo que desee).

Fdo.: José Luis Úriz Iglesias (Ex parlamentario y concejal del PSN, actualmente en el PSC)

Villava-Atarrabia (Navarra) 23 Octubre 2013

Comentarios

  1. Como dices, mientras no sea violenta, es una opinión respetable como las demás, pero me es imposible compartirla. ¿Merece paz la gente que la ha destrozado tanto? ¿Se avanza hacia ella dejando salir a la calle de nuevo animales como esta mujer que a saber si hasta podrían mas bien reavivar a ETA?
    Esta gente no debería volver a formar parte de la sociedad que tanto han dañado, la paz se conseguirá extirpando estos canceres, pues al fin y al cabo, el mismo daño que se hace manteniendo la supuesta injusticia con ellos, lo haces igual o peor al darles estas cosas, pues el camino a la paz no es solo calmar a los violentos, también hay que hacerlo con las victimas o podrían invertirse los papeles luego, y puestos a ser injusto con una de las dos partes si no es posible contentar a ambas, mejor serlo con los violentos.

    ResponderEliminar
  2. Cuando no se aplica la ley sino la venganza es lo que surge. Los medios de comunicación amparados por los mecanismos del Estado propician la desinformación y el no tener altura de miras. El Tribunal de Derechos Humanos no ha sacado a la calle a Ines del Rio, sino que le ha dado una lección a los que se escudan en ser demócratas de toda la vida pero no actúan democraticamente.
    ETA debe desaparecer ya, pero la verdadera democracia (tanto pólitica como judicial) deben aparecer ya. No solo hay víctimas de un lado (asesinad@s por ETA), también hay más personas asesinadas y no reconocidas por los aparatos del Estado. Hasta que no entendamos que no haya más VÍCTIMAS no solucionaremos nada.

    Solo felicitarle por su reflexión y no guiarse por el odio.

    Nunca he votado PSN ni PSOE ni lo haré pero se le hecha de menos. Personas como usted es la que deberían regenerar la política.

    ResponderEliminar
  3. La política es muchas veces un arte muy cínico. Se dice que tras el atentado contra Carrero Franco declaró: "no hay mal que por bien no venga". Y ahora con este asunto el Gobierno está haciendo lo mismo. Aunque parezca que hay improvisación, yo creo que está todo muy pactado. Lo único que lamento es que justo cuando parece que España parece encarar su primera etapa histórica sin violencias, el país parece disolverse. Y ahí debo estar en contra. Me gustaría que del mismo modo que ha habido unidad de acción contra el terrorismo haya concordia para mantener la unidad. El socialismo no puede coquetear con el nacionalismo. Son ideas antitéticas.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Comunicado de apoyo a Odón Elorza

Mensaje de mi madre de 95 años a los progresistas que dudan si votar o no