El largo y curvo camino hacia la paz

Desde hace muchos años algunos y algunas, pocos, hemos defendido con incomprensiones y trato injusto, violento en algunos momentos, la hoja de ruta que nos llevara hacia la paz tan ansiada.




En esa hoja la primera parada era la decisión firme de ETA de abandonar la violencia, a la que debí seguir la legalización de la izquierda abertzale para poder participar en la vida política en igualdad de condiciones que el resto de los grupos políticos, posteriormente era absolutamente imprescindible movimientos concretos sobre los presos que los situara también en igualdad de condiciones que el resto: medidas de excarcelación de quienes estuvieran con enfermedades terminales, acercamiento sin prisas pero sin pausas a Euskadi y Navarra y la supresión de un instrumento injusto, ilegal como la denominada “doctrina Parot”. Todo ello con grandes dosis de imaginación, audacia y generosidad por ambas partes.



La sentencia de hoy del Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo contra ésta última doctrina demás de una varapalo para el Gobierno de España supone restablecer definitivamente la legalidad y la justicia. El Gobierno debiera hacer algo a favor de la paz no recurriendo la sentencia, consciente de las brutales presiones de quienes no saben vivir sin la violencia de ETA y que de manera canallesca aún intentan que perviva.



Como tramos finales de ese camino largo y curvo hacia la paz estarían la desaparición total de ETA y la entrega de las armas y la recuperación de las vías exclusivamente políticas, secuestradas tantos años. Quizás sea el tiempo de valentía y de nuevas soluciones para viejos problemas, la Euro Región es otro tramo del camino a explorar.



Quizás las próximas elecciones en Euskadi deberían dar un gobierno transversal en el que las izquierdas, la estatal y la abertzale renuncien a su incomunicación ancestral y demuestren su altura de miras y su apuesta por la reconciliación. Si en Irlanda fueron capaces de convivir en un mismo gobierno elementos tan confrontados como un jefe del IRA como Martin McGuinness y el de los paramilitares unionistas, Ian Paisley, cómo no va a ser posible en Euskadi entenderse a Patxi López y Arnaldo Otegi?



Lo más difícil: la reconciliación será un proceso más largo, pero para ese tramo el camino ya no será curvo ni empinado sino llano y fácil y con algún tiempo necesario para recorrerlo se hará con naturalidad y sensatez. Seguro.



Hoy al ver más cerca la paz, quienes tanto hemos luchado por ella (me vienen a mi mente nombres de ambas orillas), debemos sentirnos felices y relajados. Lo ingrato, las situaciones dolorosas y duras quedan definitivamente atrás, ahora delante brilla el sol y se divisa cerca, muy cerca, la paz.

¡Viva la paz! ¡Gora la paz!

 

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