Observando la realidad

Mi reflexión de hoy tiene tres vertientes sobre las tres noticias relevantes de un periódico que aún continúo siguiendo: El país. La primera es sobre el mini debate surgido ante las declaraciones que han hecho líderes del PSOE como Tomás Gómez y Odón Elorza (adelanto que coincido totalmente con ellas) sobre la desastrosa imagen de nuestro Jefe del Estado, porque el rey es eso según nuestra Constitución. Mi reflexión de hoy tiene tres vertientes sobre las tres noticias relevantes de un periódico que aún continúo siguiendo: El país. La primera es sobre el mini debate surgido ante las declaraciones que han hecho líderes del PSOE como Tomás Gómez y Odón Elorza (adelanto que coincido totalmente con ellas) sobre la desastrosa imagen de nuestro Jefe del Estado, porque el rey es eso según nuestra Constitución.
Gómez y Elorza simplemente han dicho en voz alta lo que opinamos todas las gentes de izquierda, todos nuestros afiliados y lo que es lamentable es que en aras de la sacrosanta “prudencia” solo hayan sido ellos quienes lo han dicho, mientras que nuestros dirigentes máximos callan de manera vergonzante y vergonzosa. Así nos va. Cuánto debemos cambias para adaptarnos a los nuevos tiempos que nos toca sufrir. Es hora ya de que, reconociendo el papel que el Rey tuvo en la transición y especialmente el 23-F, analicemos que es una institución caduca y trasnochada y empecemos a reivindicar, desde el PSOE también, la III República. Antes por cierto que lo haga (no está muy lejos ese día) la propia derecha. La segunda reflexión es sobre la situación económica, tengo la sensación sin haber estado en ningún lugar donde se ha producido un terremoto o un maremoto, que la sociedad, en su profundidad, nos está lanzando avisos, sonidos de que algo muy gordo está a punto de suceder. El run run subterráneo predice que la gran erupción, la más grande jamás vista desde el punto de vista social está a punto de suceder. Ahí también la izquierda debe recuperar sus viejos esquemas ideológicos: no debe ceñirse solo a interpretar la sociedad, debe trabajar para transformarla y para eso debe liderarla.
En estos momentos siento que vamos por detrás, entre acobardados y acomplejados, con una profunda falta de ideas y por tanto de liderazgo. Si no somos capaces de hacerlo ese tsunami también nos llevará por delante y además será incontrolado. Si los partidos de izquierda, si sus sindicatos no lideran esta sociedad convulsa, cabreada, indignada, nos arrasarán junto con las derechas y pasaremos a la historia (si aún quedara alguien para escribirla) como los cómplices del desaguisado. La tercera y última tiene que ver con las diversas noticias que aparecen sobre ETA y la izquierda abertzale. ETA está derrotada y en vías de extinción, solo falta escenificar si rendición incondicional. Ha sido derrotada por el estado de derecho, pero también por quienes dentro de esa izquierda abertzale tuvieron el valor en momentos difíciles, que ahora casi nadie recuerda, de plantarles cara y ser conscientes de los nuevos tiempos que venían. Por eso el debilitamiento de extinción de ETA viene acompañado del momento más fuerte de Batasuna.
Otegi, junto con otras y otros como Miren Zabaleta, Joseba Permach, Pernando Barrena, Rafa Díez o Rufi Etxebarría, lideraron esa batalla y la ganaron. Por eso no es justo ni lícito que ahora observen esa nueva realidad, observen el camino imparable hacia la paz desde la cárcel. Como socialista, como gente de izquierda, como demócrata alzo mi voz para decir y pedir alto y claro: ¡libertad para Otegi! Siendo consciente de la incomprensión que eso supone en estamentos rígidos, esclerotizados pero también de que es lo que toca en los tiempos actuales. Esas son mis tres reflexiones, desde mi observatorio de la realidad, trasladas esas observaciones a las ideas que plasmo en este espacio de libertad de expresión, peleando a la contra. Gómez y Elorza simplemente han dicho en voz alta lo que opinamos todas las gentes de izquierda, todos nuestros afiliados y lo que es lamentable es que en aras de la sacrosanta “prudencia” solo hayan sido ellos quienes lo han dicho, mientras que nuestros dirigentes máximos callan de manera vergonzante y vergonzosa. Así nos va. Cuánto debemos cambias para adaptarnos a los nuevos tiempos que nos toca sufrir. Es hora ya de que, reconociendo el papel que el Rey tuvo en la transición y especialmente el 23-F, analicemos que es una institución caduca y trasnochada y empecemos a reivindicar, desde el PSOE también, la III República. Antes por cierto que lo haga (no está muy lejos ese día) la propia derecha. La segunda reflexión es sobre la situación económica, tengo la sensación sin haber estado en ningún lugar donde se ha producido un terremoto o un maremoto, que la sociedad, en su profundidad, nos está lanzando avisos, sonidos de que algo muy gordo está a punto de suceder. El run run subterráneo predice que la gran erupción, la más grande jamás vista desde el punto de vista social está a punto de suceder. Ahí también la izquierda debe recuperar sus viejos esquemas ideológicos: no debe ceñirse solo a interpretar la sociedad, debe trabajar para transformarla y para eso debe liderarla. En estos momentos siento que vamos por detrás, entre acobardados y acomplejados, con una profunda falta de ideas y por tanto de liderazgo. Si no somos capaces de hacerlo ese tsunami también nos llevará por delante y además será incontrolado. Si los partidos de izquierda, si sus sindicatos no lideran esta sociedad convulsa, cabreada, indignada, nos arrasarán junto con las derechas y pasaremos a la historia (si aún quedara alguien para escribirla) como los cómplices del desaguisado. La tercera y última tiene que ver con las diversas noticias que aparecen sobre ETA y la izquierda abertzale. ETA está derrotada y en vías de extinción, solo falta escenificar si rendición incondicional. Ha sido derrotada por el estado de derecho, pero también por quienes dentro de esa izquierda abertzale tuvieron el valor en momentos difíciles, que ahora casi nadie recuerda, de plantarles cara y ser conscientes de los nuevos tiempos que venían. Por eso el debilitamiento de extinción de ETA viene acompañado del momento más fuerte de Batasuna. Otegi, junto con otras y otros como Miren Zabaleta, Joseba Permach, Pernando Barrena, Rafa Díez o Rufi Etxebarría, lideraron esa batalla y la ganaron. Por eso no es justo ni lícito que ahora observen esa nueva realidad, observen el camino imparable hacia la paz desde la cárcel. Como socialista, como gente de izquierda, como demócrata alzo mi voz para decir y pedir alto y claro: ¡libertad para Otegi! Siendo consciente de la incomprensión que eso supone en estamentos rígidos, esclerotizados pero también de que es lo que toca en los tiempos actuales. Esas son mis tres reflexiones, desde mi observatorio de la realidad, trasladas esas observaciones a las ideas que plasmo en este espacio de libertad de expresión, peleando a la contra.

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