"PP, enemigo de la paz" publicado en DEIA hoy.

DURANTE los últimos años, desde el punto de vista mediático, en la época en la que el calor aprieta surgía lo que se denominaba serpiente de verano. Solía ser una noticia que ante la falta de otras de más relevancia ocupaba las páginas de los periódicos, los informativos radiofónicos o los inicios de los telediarios. Esta vez, la derecha de nuestro país ha creído conveniente recuperar de nuevo aquella vieja costumbre dedicándosela en esta ocasión al proceso de paz, a atacarlo e intentar boicotearlo.

Por eso, machaconamente en las últimas semanas ha intentado crear la idea de que el Gobierno estaba de nuevo en un proceso de negociación con ETA, viendo constantes indicios del mismo y alzando su indignada voz intentando dinamitarlo incluso antes de su inicio. Desde Madrid, amenazando con romper el hipotético pacto que según ellos mantienen en Euskadi; aquí, presionando al Gobierno de Patxi López, en un reparto de papeles entre Basagoiti y Barreda, todo ello con el apoyo de Miguel Sanz, virrey de Navarra ya en vías de extinción. Todo dirigido a romper cualquier posibilidad de acabar con una lacra que dura ya demasiados años.

¿Por qué lo hacen? ¿Cómo es posible que alguien sea tan irresponsable como para cerrar la puerta a cualquier posibilidad por pequeña que sea de alcanzar la tan ansiada paz? La respuesta es fácil y contundente: porque por encima de los intereses colectivos anteponen los suyos propios, especialmente los electorales, sabiendo que en una situación de contienda, de tensión, sus posiciones electoralistas se fortalecen. Les aterroriza la sola hipótesis de un escenario político de paz creyendo que eso supondría el fortalecimiento de Zapatero y acabaría con la posibilidad de un triunfo suyo en las elecciones de 2012. Es una posición canalla, barriobajera, sucia y por esa razón debe ser denunciada, criticada, desactivada, de una manera leal con los intereses de nuestra sociedad, con claridad y valentía.

No sé si lo que dicen es cierto, no sé si efectivamente se ha abierto de nuevo un proceso de diálogo para acabar con este largo conflicto, no parece que aún sea así, pero si fuera deberíamos de apoyarlo. Ellos deberían de apoyar esta posibilidad, pero está claro que van en otra dirección, en la de poner todos los palos en la rueda posibles con tal de evitarlo. Lo grave, lo lamentable, es que su estrategia pueda coincidir en este momento con los sectores más recalcitrantes de ETA y su entorno. Cuestión ésta que al menos debería servir para hacerles reflexionar, a ambos. Cuando tu enemigo más encarnizado coincide contigo es que algo estás haciendo mal y por tanto debes de cambiar tu táctica y tu estrategia.

Afortunadamente, parece que la apuesta mayoritaria de la izquierda abertzale histórica va en la dirección de acabar con su apoyo explícito o implícito al uso de la violencia como instrumento político y que sus últimas reflexiones y análisis, incluso reflejados en documentos, caminan en esa dirección. El editorial de Gara, que es el máximo órgano de comunicación de estas tesis, de hace unos días es clarificador. Cito textualmente: "Llega el momento de la clarificación y de dejar de marear la perdiz. El nuevo curso político que se acerca exige a todos, y también a la izquierda abertzale, un esfuerzo de concreción de sus objetivos y medios vehiculares en el tiempo y en el espacio político que se abre. Concretar y, sobre todo, materializar. Interpretando y atendiendo las inquietudes y demandas de la gente aber-tzale de izquierdas". Más claro, agua. Es una apuesta valiente y arriesgada que conviene apoyar con firmeza desde la otra orilla del conflicto. Con firmeza pero al mismo tiempo con prudencia, porque tampoco se puede excluir la posibilidad de que ETA la dinamite. Tiene dos maneras de hacerlo: una blanda, anunciando una tregua que ya no sirve como argumento político pero que podría situarles en una situación contradictoria; y la otra... una acción violenta más o menos contundente que obligara a Batasuna a posicionarse de manera mucho más clara con posibles consecuencias de ruptura interna.

Quizás sea esta última la que interese en estos momentos a los estrategas del Estado, porque significaría un debilitamiento definitivo de su fuerza. Si ETA obliga a Batasuna a posicionarse ante un atentado, es posible que la ruptura se lleve con los dirigentes actuales a la inmensa mayoría de sus militantes políticos y militares así como a los presos y como consecuencia a su apoyo social. ¿Sería eso conveniente desde el punto de vista de la paz? Algunos pueden teorizar que sí, pero aunque parezca contradictorio a mí me parece que no.

La paz se consigue con la unanimidad de ambas partes a favor de la misma, por esa misma razón es extremadamente peligrosa la posición actual del PP allí y aquí. Pero en la nueva situación abierta por el cambio estratégico -nadie debe dudar de que así es- de Batasuna, la paz se puede y debe conseguir aunque falte una parte de un lado y/o del otro.

Para logralo, los Otegi, Rafa Díez, Rufi Etxeberria, o Joselu Moreno, cabezas visibles del cambio en la izquierda abertzale, deben tener su reflejo en la otra orilla en igualdad de condiciones, por lo que aún estando bien y siendo necesario el apoyo de gentes como mi humilde persona, Odón Elorza o Eguiguren, sería muy conveniente, imprescindible, ampliarlo a una altura superior y que dirigentes como Alfredo Pérez Rubalcaba o el propio lehendakari Patxi López apostaran también por ese reto. En fases, empezando no sólo por declaraciones y comentarios en esa línea, sino también destensando allí y aquí la presión policial y judicial más propia de la vieja técnica del palo y la zanahoria que de una adaptación a las circunstancias actuales.

Este es el momento, este el lugar y, abstrayéndonos de quienes desde ambas orillas, PP y los duros de ETA, se empeñan en quebrar la ilusión abierta ante la posibilidad de conseguir la paz; tenemos la obligación, moral, ética y política de poner todos los medios, todos, al servicio de que así sea. Algún día, si somos capaces de conseguirlo, las generaciones venideras nos lo reconocerán, porque quizás los grandes logros se valoran mucha más con el transcurso del tiempo.

Ahí hemos estado, ahí estamos y ahí estaremos.

Por JOSÉ LUIS ÚRIZ IGLESIAS, * Portavoz del PSN en el Ayuntamiento de Villava-Atarrabia - Jueves, 2 de Septiembre de 2010

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