Amar y ser amado

Que difícil es el enigma del amor, un sentimiento tan bello y a la vez tan contradictorio, que te puede hacer feliz intensamente, y también cruelmente desdichado. Un sentimiento que produce la movilización de todos tus sentidos dándote vida, haciendo que cada poro de tu cuerpo se abra con tanta intensidad que a veces duele. Porque el amor también duele, incluso cuando se es correspondido.

Amar y ser amado es el ideal, aunque a veces las formas de hacerlo, y sobro todo de manifestarlo difieran. Conseguir encontrar la persona en la que viertas toda esa capacidad, toda tu sensibilidad, tu romanticismo, tu sentir hasta lo más profundo de ti es hoy tarea difícil, y cuando la encuentras más difícil aún es que sea recíproco, pero si tienes la inmensa suerte de que la Diosa Fortuna te toque con su mano y esta situación se dé queda aún la necesidad de que la manera de hacerlo sea al menos complementaria. Cada persona ama de forma diferente, y creo que incluso es necesario que sea así aunque a veces los tempos, los signos, o los comportamientos difieran tanto que te hagan dudar, y en algunos casos sufrir.

Pero sólo se ama de verdad cuando a ese sentimiento se le une la generosidad, la comprensión, y el respeto, especialmente a la libertad del otro. Generosidad de dar sin pedir lo mismo a cambio, y comprensión de esas diferentes maneras de amar. Siendo conscientes que amar en pareja es cosa de dos, y aunque parezca una cosa obvia a menudo se olvida, quizás por el feroz individualismo en el que nos movemos actualmente, que no vale imponer modelos, porque sólo desde la búsqueda de puntos de encuentro en esos modelos, en esas diferentes formas de amar es posible conseguir primero la consolidación de ese amor compartido, y como consecuencia la felicidad. Nunca desde el intento de imposición de uno sobre el otro.

Esto es muy fácil de decir y tremendamente difícil de llevar a la práctica. Uno ama, y exige que le amen de la misma manera, y ese error puede poner en riesgo una relación, que sin esa exigencia sería maravillosa. Pero el ser humano es así, y a veces cometemos una y otra vez el mismo error, que debemos evitar si queremos llevar a buen puerto esa fantástica nave.

Ahora llega la primavera, después de un crudo invierno en el que a pesar de las adversidades, del frío y la nieve, la llama del amor ha prendido con toda su belleza, y también con el calor de sus brasas. Es el momento de disfrutar de los sentidos, de desbordar los sentimientos, de amar y ser amado, a ser posible en el punto de equidistancia entre las distintas maneras de hacerlo. De tener cerca a la persona con la que poder disfrutarla, acariciarla, besarla en momentos con ternura y en otros con pasión, con la sensibilidad a flor de piel, incluso a veces sin piel, y la sensualidad haciendo que cada roce, cada susurro, el sentir de su aliento o su olor te hagan subir por la escalera de esas sensaciones sólo destinadas a un grupo selecto de personas, que en un mundo gris aún son, somos capaces de llenarlo de colores.

Es tiempo de sentir y ser sentido, de desear y ser deseado, de dar y recibir, de ser capaz de ser feliz al mismo tiempo que haces feliz al otro, de mirar y ser mirado, acariciar, besar y ser acariciado y besado, de hacer el amor con intensidad............, de amar y ser amado. Desde tu libertad y el profundo respeto a la libertad del otro.

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