Solidaridad con Montse Nebreda

Desde que conozco a Montse Nebreda, especialmente por las tertulias televisivas, siempre he sentido que pertenece a mi misma especie política, a pesar de las evidentes diferencias ideológicas que existen entre nosotros. Heterodoxa, transgresora, independiente, amante de la dialéctica, y con un sentido libre, o quizás debiera decir libertario, de es digna práctica que entre todos estamos degradando.

Cuando la escucho defender vehementemente sus tesis, aunque esté en minoría, a veces incluso única, me veo a mí mismo cuando intento defender las mías en un partido, que a pesar de todas las diferencias, tiene estructuras parecidas, más propias del siglo XIX que del XXI en el que ya estamos. Partidos en los que priman la fidelidad, que no la lealtad, especialmente a los líderes, a los aparatos, por encima de la lealtad exigible, que debiera ser a las ideas, en los que se favorece al que medra, al pelota, al sumiso, al obediente en la peor acepción del término, en el que aquellos y aquellas que como Montse y yo mismo pensamos y actuamos con libertad y criterio, no sólo se nos margina, se nos arrincona, sino que además se nos persigue de manera a veces inmoral. Partidos donde la discrepancia se interpreta como traición, sin entender que la riqueza de una organización está en la conjunción de diferentes maneras de pensar, de vivir, incluso de sentir. Si queremos representar a una sociedad plural y diversa ¿cómo no vamos a ser también plurales y diversos?

Aunque la reflexión es que, y no me gustaría ponerme pesimista, quizás esto ocurra porque nuestra sociedad es cada vez menos diversa, menos rica en matices, y el gris, o incluso el negro lo esté inundando todo.

En definitiva que ambos pertenecemos, desde el punto de vista político, y quizás también vivencial, a una especie en vías de extinción a la que en lugar de intentar exterminar debieran proteger.

Ahora veo y escucho con estupor la que han liado con unas declaraciones suyas, sacadas totalmente de contexto, y que en circunstancias normales no deberían haber sido nada más que una anécdota, archivada una vez que ella dio sus explicaciones, e incluso excusas, que por cierto si me hubiera pasado a mí no las habría dado. ¿Qué está pasando en la política de nuestro país para que ocurran cosas así? ¿A qué punto de degradación de la praxis política estamos llegando? ¿No nos damos cuenta (los políticos) de que tiramos piedras contra nuestro propio tejado? Ya no se puede utilizar la ironía, ni hacer comentarios en tono humorístico, ni siquiera comentar entre amigos en un bar. Acabaremos por no poder hablar ni en nuestra propia casa por temor a que el vecino haga una grabación y la lleve a la prensa.

Mal, muy mal, por ese camino vamos mal. Por eso en un nuevo gesto de rebeldía quiero mostrar desde estas líneas colgadas en mi humilde blog, mi apoyo y solidaridad con Montse Nebreda. Ya se lo he dicho e ella desde Fecebook, lugar en el que nos solemos encontrar a veces, y por cierto poderosísimo instrumento de comunicación virtual, en un momento en el que disminuye cada vez más la real.

Algún día debiéramos organizar un encuentro todos y todas aquellas que pertenecemos a esa rara especie en vías de extinción, que anteponen la libertad a la sumisión, la lealtad a las ideas frente a la mera lealtad al líder o a los aparatos, le heterodoxia o la ortodoxia, la transgresión a la vulgaridad, o los colores al gris y negro imperante.

Seguramente seremos muy pocos y pocas, pero Montse, ahí estaremos tú y yo………..si aún no han acabado con nosotros.

Comentarios

  1. Quizá no pensara Vd. así si por sus venas corriera sangre andauza.

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